¡Programas, programas!
Supongamos lo siguiente:
1) Soy un profesor de FLE y estoy interesado en el uso de las nuevas tecnologías dentro de la dinámica de mis clases.
2) Dispongo de unos conocimientos mínimos de usuario de los recursos informáticos (Windows, algunos programas ofimáticos, acceso a la información en la red sin muchos problemas…).
3) En mi Instituto hay un equipamiento mínimo: aula de informática disponible en ciertos horarios o, mejor, aula informática orientada hacia el laboratorio de idiomas.
Pues bien, con esas premisas, puedo decir que me dispongo a introducirme en el proceloso mundo del uso de los recursos que la tecnología de la información pone a mi disposición para cambiar el “tono” de mis clases. El problema es ¿Por dónde empiezo?
Y aquí varias posibilidades:
1) Uso, como una receta, los programas que existen en Internet y para eso me dirijo, por ejemplo, a Le Point du FLE .
2) Adquiero programas ya hechos (no son muchos) si el presupuesto de mi Departamento me da para eso.
3) Elaboro mis propias actividades y las exploto en red interna de mi aula o, si soy un poco más virguero, además las cuelgo en la red.
Todas estas posibilidades tienen sus ventajas y sus inconvenientes. El inconveniente más importante de las dos primeras soluciones es que, por desgracia, no voy a encontrar nunca el ejercicio, o, mejor, el conjunto de ejercicios, que realmente necesito para mis alumnos en un momento dado. La tercera solución me parece la más adecuada. Sí, ya sé que es la que más trabajo da pero también es la que da más satisfacciones. Por eso, mi consejo es que, si se dan los tres supuestos (tienen que ser los tres claro) que he mencionada arriba, optemos por la tercera posibilidad. Y ahora viene el problema: ¿Por dónde empiezo? Hemos dicho que soy un usuario relativamente avanzado en esto de las nuevas tecnologías pero, cuando se trata de cosas mayores (realizar un programa, utilizar herramientas más profesionales como, por ejemplo, Macromedia Flash, etc.) sólo soy un pequeño diletante informático. En este caso, amigo, sólo te queda una posibilidad: usar los programas que existen para realizar este tipo de actividades. Como además no soy rico ni me gusta el craqueo pirateril, tendré que utilizar los gratuitos. De estos últimos quiero comentaros algo hoy. Los hay muy buenos aunque no son muchos.
En este post me limitaré a hacer una relación de los que considero imprescindibles y más adelante iré detallando y comentado un poco más en profundidad cada uno de ellos.
A la espera de recibir otras aportaciones esta es mi lista:
1.HotPotatoes 6.0 de half-baked sofware inc de University.
of Victoria Language Centre (el más sencillo y quizá el mejor)
2.Galli’s QuizFaber: un italiano casi a la altura de los de las patatas calientes.
3.Netquiz : el programa quebequés para epatar a los anglófonos.
4. Questy: el programa francófono de Dominique Bonnefon modestito pero peleón y. además en español (todo un detalle)
5. Textoys: dos programas basados en hotpotatoes de Martin Holmes, John y Muriel Higging. (¡cuidado!: la versión plenamente funcional es de pago).
6.TeachingTools: los scripts de Michael Rottmeier con algunas variantes de Hotpotatoes para hacerlas más amenas.
7.WebQuestions2: un sencillísimo programa muy bien realizado pero que ha desaparecido de su sitio habitual y que ya no encuentro en la red y por tanto no soy capaz de descargar de ningún sitio (¡ayuda!).
Seguro que hay más cosas (¡ayuda por favor!) pero estas son las que me han llamado la atención. ¡Ah! Y descarto todos aquellos programas que no me generan páginas web y que requieren que el usuario cargue otro programa para que funcionen. Estoy pensado en cosas como Malted o Clic. Aunque habrá que estar atentos a este último pues están trabajando en nuevas versiones y problablemente nos den alguna sorpresa agradable.
À +tard!
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