Usos didácticos de Messenger y Skype

Hace unos días me comentaba un colega que, al finalizar la clase, se le acercó un alumno de 1º de ESOImagen para preguntarle cual era su dirección en el Messenger para poder incluirlo en su lista y así poder chatear con él. La anécdota revela el grado de penetración que este programa de mensajería instantánea ha adquirido entre nuestros adolescentes hasta el punto de convertirse en una herramienta de ocio de igual o mayor nivel incluso que la televisión. Y cuando hablo del Messenger quiero decir MSN Messenger pues el programa ha barrido, al menos en nuestro país y en la mayor parte de Europa, otras alternativas similares como Yahoo Messenger o AIM de AOL.

En cierto modo, estos programas resultan tan familiares para nuestros adolescentes como los SMS de sus teléfonos móviles. La imagen que tienen de él está centrada en sus aspectos lúdicos y en la necesidad de comunicación constante de los jóvenes. Es sobradamente conocido que este programa tiene, además de la función principal de mensajería instantánea, otra serie de funciones muy interesantes como el envío instantáneo de archivos adjuntos de todo tipo o la posibilidad de hablar en directo. Los padres sabemos que cuando nuestros hijos adolescentes usan el ordenador una parte fundamental del tiempo que emplean en él se centra precisamente en el uso de este programa.
Hace unos meses ha explotado literalmente otro fenómeno que tiene que ver en cierto modo con el Messenger pero esta vez con una orientación centrada en la telefonía sobre IP. Me refiero al fenómeno Skype. No creo necesario en este post comentar las características del programa que son bastante conocidas y que, además, están variando y ampliándose continuamente. Sí me interesa sin embargo, resaltar que Skype tiene algunas funcionalidades similares a las del Messenger de MSN si bien no son éstas las esenciales del programa. Curiosamente, y al contrario que MSN Messenger, Skype no es en absoluto un programa conocido entre nuestros adolescentes al día de hoy. Hace tan sólo unos días tuve que explicarle a un sobrino de 14 años, muy introducido en todo el mundo de Internet y los ordenadores, en qué consistía Skype y cuáles eran las diferencias con respecto al Messenger. La explicación para este desconocimiento me parece clara: lo mismo que en terreno de los navegadores o de los sistemas operativos, Microsoft ha logrado también un casi monopolio en el de los programas de mensajería instantánea. Y ello hasta el punto de anular prácticamente otras alternativas mejores y con más posibilidades como Skype. En este sentido aconsejo leer un post del mes pasado de mi amigo Alejandro Valero.
Pero vayamos al núcleo central de este post: ¿es posible un uso didáctico de estos programas? Creo sinceramente que sí pero con algunos matices. En el caso del Messenger las posibilidades son evidentes: creación de grupos de discusión sobre proyectos colaborativos, preparación, organización y seguimiento de actividades grupales entre grupos distantes (intercambios por ejemplo), etc. Las mismas posibilidades, pero además ampliadas por las características del programa, podríamos señalar para Skype. Sin embargo me temo que la realidad sea otra. En el caso del Messenger su uso cotidiano y su “banalización” por parte de los adolescentes ha corrompido totalmente sus posibilidades didácticas. Sería como pretender el uso didáctico de los SMS: la mayor parte del tiempo tendríamos que dedicarlo a la corrección de los errores ortográficos y sintácticos (excepto naturalmente que sea eso justamente lo que pretendamos en cuyo caso estaríamos más bien en el uso clásico de la “pedagogía del error”). Algo similar podríamos decir de Skype y sin embargo en este caso, la diferencia es importante: el programa es ahora menos conocido entre nuestros adolescentes y por tanto no tiene necesariamente ese aspecto lúdico y demasiado informal que implica el Messenger. Skype ofrece, además, funcionalidades increíbles en el terreno del audio y, sobre todo, está introduciendo constantes novedades que pueden ser empleadas con mejor rendimiento desde el punto de vista didáctico. En este sentido, señalaré la última: los mensajes vocales (voicemail). En efecto, acabo de descargarme la versión 1.2.0.37 que incluye, al módico precio de 5€ al trimestre, la posibilitad de dejar mensajes grabados cuando el interlocutor no está presente ante el ordenador. Dejo a la imaginación del profesor las posibilidades de esta funcionalidad en el trabajo entre grupos distantes y me imagino que, en un futuro no muy lejano, se irán ampliando con los mensajes en vídeo. Esta funcionalidad puede sustituir ventajosamente otras como, por ejemplo, los audipost de las bitácoras. En este sentido, la combinación bitácoras/Skype puede ser muy interesante desde el punto de vista didáctico. Ahora sólo queda crear un protocolo de uso didáctico de Skype y, a lo mejor, podemos estar ante un fenómeno como las de los WebQuest respecto a las páginas web. ¡Quién sabe!


À +tard!

Commentaires

Anonyme a dit…
Coincido contigo, José María, en lo que dices. Sobre todo me preocupa lo que llamas, muy apropiadamente, la banalización del uso del Messenger. Nuestros alumnos se pasan colgados a este programa de mensajería la mayor parte del tiempo que están en internet, y no tienen interés por navegar y conocer nuevas cosas. Además, este hábito le asegura a Bill Gates el futuro de su monopolio. Algunos pensábamos que con Internet, los jóvenes podrían escaparse del atontamiento de la televisión, pero no ha sido así. Y lo mismo está pasando con los teléfonos móviles. Por eso, no me extraña que digas que es imposible utilizar estos medios para crear actividades educativas, porque los jóvenes ya los han banalizado. Un saludo.

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